Lavarse las manos con frecuencia es la forma más sencilla, económica y eficaz de reducir las infecciones. Para este propósito, los jabones líquidos son numerosos en el mercado y son los más utilizados.
¿Qué son los jabones líquidos?
Son productos cosméticos diseñados para mantener una correcta higiene de manos. Desde un punto de vista químico, no son jabones, sino que suelen ser soluciones acuosas de tensioactivos con diversos aditivos.
Estos productos permiten dispensar higiénicamente la cantidad adecuada sin tocar todo el producto, como ocurre con las barritas tradicionales. También tienen un pH más bajo en comparación con los jabones tradicionales. Los tensioactivos de los grupos aniónico, no iónico y anfótero están presentes en la composición de los jabones líquidos. Además de los tensioactivos, las materias primas utilizadas en la producción de jabones líquidos son varios tipos de extractos de plantas, reguladores de pH, modificadores de reología, colorantes, fragancias, humectantes y lubricantes.
En los últimos años, el diseño de jabones líquidos acorde con el desarrollo sostenible merece especial atención. Además, los consumidores prestan especial atención al impacto de dichos productos en la salud y el medio ambiente.
¿Qué Tipos de jabones existen?
El mercado cosmético ofrece jabones líquidos regulares y antisépticos. Contienen tensioactivos aniónicos, no iónicos y anfóteros, así como sustancias adicionales como humectantes. Algunos jabones líquidos pueden estar basados en jabón, una sal de un ácido carboxílico de cadena larga. Suele ser jabón potásico enriquecido con diversos aditivos: agentes de consistencia, glicerina o tensioactivos. La composición de los jabones líquidos antisépticos se basa en tensioactivos pero también en sustancias antisépticas. Los antisépticos utilizados en la producción de jabones líquidos incluyen derivados de yodo, derivados de mercurio, sales de zinc y cobre, ácidos benzoico, láctico y salicílico y aminas cuaternarias. Estas sustancias muestran propiedades bacteriostáticas, limpiadoras y desinfectantes.
Tanto para los jabones líquidos regulares como para los antisépticos, la seguridad de los productos para la piel de las manos es fundamental. Como resultado del lavado frecuente, la piel de las manos está expuesta a una exposición prolongada al agua y otros agentes químicos o físicos. Esto puede inducir una serie de cambios fisiopatológicos, como la alteración de la barrera epidérmica, el deterioro de los queratinocitos, la liberación de citocinas proinflamatorias. Además la activación del sistema inmunitario de la piel y las reacciones de hipersensibilidad de tipo retardado. Pueden ocurrir los siguientes cambios dermatológicos adversos: desde el desarrollo de xerosis cutánea (piel seca) hasta dermatitis de contacto (especialmente el subtipo irritante) e incluso dermatitis alérgica de contacto.
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Propiedades de lavado
Los jabones para el cuidado diario deben cumplir con muchas propiedades de lavado diferentes y ser seguros para la piel. Para ello, se añaden tensioactivos a los jabones. Desafortunadamente, algunos tensioactivos aniónicos presentan un efecto negativo sobre la piel. Por ejemplo, se comprobó que la sal de sodio del sulfato de alcohol laurílico oxietilado (SLES) o la sal de sodio del sulfato de alcohol laurílico (SLS) aumentaron la pérdida de agua transepidérmica del estrato córneo y aumentaron la irritación dérmica.
Además, ambos tensioactivos, en forma de monómeros o micelas, pueden afectar negativamente a las proteínas estructurales del estrato córneo. Por lo tanto, existe una búsqueda continua de formas de reducir el efecto irritante causado por los tensioactivos aniónicos. Uno de ellos es el uso de tensioactivos auxiliares (anfóteros).
Se descubrió que agregar el tensioactivo anfótero onagra amidopropilsulfobetaína a los líquidos para lavarse las manos mejora significativamente la seguridad del uso de este tipo de preparación.
Las micelas formadas en solución por el mismo tensioactivo aniónico se caracterizan por su pequeño tamaño, lo que puede provocar su penetración a través de la barrera cutánea y afectar a los elementos estructurales de la epidermis. La fuerte repulsión electrostática de los fragmentos hidrófilos en las moléculas que forman la micela reduce su estabilidad y conduce a su descomposición bastante rápida en monómeros.
La adición de tensioactivos anfóteros aumenta el tamaño de las micelas, pero el pH del sistema influye en su estabilidad. Estos tipos de agregados que contienen ambos tipos de tensioactivos tienen un tamaño mucho mayor. Como resultado, se reducen las fuerzas de repulsión mutua, lo que estabiliza aún más las micelas.
La estabilidad de las micelas en este tipo de sistema (una mezcla de dos tensioactivos aniónicos diferentes) también está influenciada por la diferencia en el tamaño de la parte hidrófoba de los tensioactivos aniónicos: cuanto mayor es la diferencia en la longitud de la cadena hidrocarbonada, más fuerte es la estabilización de las micelas.
En consecuencia, se produce una disminución de los monómeros tensioactivos aniónicos libres en la solución, lo que se traduce en una reducción de la posibilidad de unión de estas moléculas tensioactivas con moléculas proteicas y reduce significativamente el efecto irritante de este tipo de soluciones.
Tipos de surfactantes utilizados en jabones líquidos
Con base en estudios realizados, se puede concluir que el tipo de surfactante anfótero aplicado no afecta significativamente la funcionalidad de los jabones líquidos. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que incluso una pequeña disminución en la capacidad de emulsionar la suciedad grasa puede traer algunos beneficios. Puede estar relacionado con la seguridad de este tipo de productos en cuanto a su efecto sobre la piel, es decir, la posibilidad de reducir la lixiviación de los lípidos naturales presentes en la epidermis.
Los resultados obtenidos se correlacionan con la afirmación de que los jabones líquidos, en comparación con los jabones en barra, debido al pH del producto, son los más recomendados para la piel sensible para garantizar la seguridad de la barrera cutánea.
